Las publicaciones que se reproducen en este espacio corresponden a notas que han sido publicadas por Revista “La Ciudad” en sus ediciones de papel y tienen como finalidad reeditar aquellos momentos que desde el punto de vista periodístico marcaron una época importante en la vida de los lasherenses nativos o por opción .
*A continuación reproducimos el relato en primera persona del Director de esta publicación que se editó en uno de los fascículos del libro “Pueblo Vázquez” II (Octubre de 1999) y que se refiere al hecho policial, vandálico y repudiable ocurrido un 5 de Abril de 1996 cuando se produjo el incendio intencional del automóvil particular de Carlos Figueroa . A 29 años de aquel suceso, hoy solamente nos limitamos a reproducir la crónica de aquel relato , ya que la justicia , pese a las pruebas presentadas , nunca avanzó con la investigación y la causa se archivó como tantas otras que involucraban al poder político local de esa época. *
5 de Abril de 1996: “La noche que incendiaron mi orgullo”
Era una noche calma, serena y oscura, muy oscura.
Las calles del Barrio Perón no estaban iluminadas y en el comedor que hacía las veces de oficina de redacción , el periodista le daba a la computadora con la tensión propia de todos los cierres de cualquier publicación.
La historia que se cuenta ocurrió en la localidad de Las Heras, provincia de Santa Cruz, República Argentina.
Era la noche del viernes 05 de abril de 1996 y en ese momento el Semanario «La Ciudad» salía a la calle los días sábados.
Los chicos jugaban adentro de la vivienda y mientras Mónica preparaba la comida, un clásico olor a humo ingresaba al interior de la casa y motivó que la esposa del periodista abriera la puerta en un par de oportunidades «porque parecía que el vecino de atrás estaba quemando papeles …»
Nadie en la vivienda imaginaba el siniestro y las dos inspecciones oculares efectuadas por la dueña de casa no registraron nada extraño entre la oscuridad.
El auto estaba donde estaba y en el patio no había nada más.
La oscuridad de la noche, el ensombrecido pasaje del Barrio Perón y la solitaria luminosidad del patio de la vivienda actuaron como cómplices de un cobarde hecho que estaba pronto a descubrirse.
El hecho, no los autores.
Cerca de las once de la noche y después de haber apenas «picado» algo como cada noche previa a la salida a la calle de la revista, Carlos Ernesto Figueroa, Director del Semanario «La Ciudad», se levantó con la finalidad de dirigirse a la oficina de impresión ubicada ya en ese momento en la calle Gregores 171, en la otra punta del pueblo.
Con la premura de siempre y en medio de la oscuridad, el periodista se acercó al auto estacionado en el patio, abrió la puerta y al intentar sentarse en el asiento para poner en marcha el vehículo, en un instante que no duró más de un segundo vio los parasoles achicharrados, sintió el nauseabundo olor a ollín, notó los vidrios “polarizados” que a él no le gustaban usar y de un salto se catapultó al exterior mientras el corazón intentaba salirse del pecho y una sensación de incertidumbre lo asaltaba en ese instante crucial en el cual el raciocinio pretendía a velocidad luz explicarle a las sensaciones qué era lo que había pasado en el interior del auto …
Era un Fiat Duna color gris modelo ‘94 que Carlos Figueroa siempre dejaba estacionado en el patio, abierto, sin seguro y con las llaves puestas por esa costumbre que tenemos los pueblerinos de pensar que como nos conocemos casi todos…, para qué vamos a estar cerrando el auto con llave cada vez que nos bajamos de él y lo estacionamos en lugares conocidos !!
Aunque eso era antes.
El caso es que manos anónimas habían introducido un bidón de cinco litros envuelto en una bolsa de nylon de color amarillo con un líquido que nunca supe qué combustible era y una mezcla preparada especialmente para la osadía perversa que tenía como fin criminal «hacerle pegar un cagazo a ese h… de p… para que se deje de escribir boludeces…”
La crónica -un tanto novelera del hecho- hubiera sido más o menos así.
De inmediato y después de la sorpresa inicial , corrí adentro de la vivienda en busca de una linterna para iluminar el tétrico escenario y el lugar se transformó pronto en un caos en medio de la oscura noche de un oscuro hecho provocado por una mente más oscura todavía.
El resultado de la barbarie fue el daño parcial provocado en el interior del auto. El asiento trasero quemado casi totalmente, paneles de la puerta chamuscados, parasoles delanteros achicharrados, partes de plástico quemadas y un “ahumamiento” generalizado producto de la falta de oxígeno que tuvo el fuego y que provocó que el daño no haya sido aún mayor «al auto-extinguirse el siniestro» por dicha causa.
Después que reaccioné, con el tiempo me puse a pensar lo que pudo haber pasado si yo hubiera mandado a alguno de mis hijos al auto a buscar algo, como habitualmente lo hacía.
Y mi mente escabrosa imagina a cualquiera de mis hijos abriendo la puerta del auto mientras que el fuego de la mecha de ese bidón macabro se debatía entre la vida y la muerte.
Una pizca de oxígeno podría haber avivado el fuego o bien provocado una explosión que ni quiero imaginar…
Y cada vez que pienso eso y pienso en el daño que pudo haber provocado ese conjuro a mi familia, pierdo la calma que me ha acompañado afortunadamente en estos años de ejercicio periodístico.
La noche de ese 05 de Abril cuando me quemaron el auto, junto con la mecha de ese bidón de cinco litros encendieron también mi valentía.
Y lejos de amedrentarme, provocaron que esa horrible noche que me tocó vivir con mi esposa y mis hijos, en la soledad de mis pensamientos por no poder pegar el ojo ni un instante, me haya prometido a mi mismo no claudicar, no ceder, no ser chantajeado por el facilismo que hubiera significado dejar de cumplir con mi destino por un hecho que si no pasó a mayores, fue porque una vez más Dios no quiso que así suceda.
El cobarde atentado contra mi auto tuvo bastante prensa en la región pero como todo lo que ha sucedido en esta terrible etapa política que se vivió en Las Heras desde 1991 por obra y gracia de un tal Francisco, el hecho también se politizó.
No fue para todos un cobarde atentado perpetrado contra un hijo del pueblo por una persona que supuestamente habitaba nuestra misma ciudad y que transitaba las mismas calles que todos.
No.
No fue esa la sensación que al menos yo sentí de la tragedia.
Para cierta gente fue un atentado por alguna razón, por aquella paranoia popular que tiene la gente de señalar «algo habrá hecho» cuando ocurren este tipo de atentados poniendo a las víctimas en el papel de victimarios.
Para los que simpatizaban con el gobierno , fue un mensaje enviado a ese h… de p…, pero hasta hubieron algunos que llegaron a pensar en la idiotez de un supuesto auto-atentado.
O sea que pensaron que me mandé el moco de quemarme el auto sólo para ser noticia y vender más revistas …
No me sorprende ese pensamiento de enano porque si hago lectura de que a nivel nacional en el asesinato de José Luis Cabezas algunos llegaron a pensar que al fotógrafo lo había matado gente de la propia revista para vender más, entonces tengo que caer necesariamente en dos conclusiones otras veces ya escritas pero que sirven.
“Que en todos lados se cuecen habas” y “que la idiotez no tiene exclusividad.”
En todos lados existen idiotas pasmados que no ven más allá de sus narices y que tratan de buscarle a los hechos , explicaciones que desvirtúan a la lógica.
Al respecto tengo una anécdota para contarles sobre un par de personajes que pulularon periodísticamente a favor del gobierno y que como buenos consecuentes trataron de desvirtuar mi trabajo periodístico cada vez que pudieron.
Fue en Comodoro, en la oficina de un amigo que tengo en esa ciudad , donde me enteré que uno de los Saccomani, que editaba en esos tiempos en forma esporádica y cuando tenía publicidad oficial que justificara la vocación, el periódico regional «La Voz del Aike» el que tejió su propia versión de lo que le había pasado –mal que le pese- a un colega de Las Heras.
Uno de los Saccomani le dijo al dibujante Lautaro de Comodoro:
-»Que le quemaron el auto …?… Nada que ver, ese fue un invento para vender más revistas, en Las Heras quién le va a quemar el auto?… nooo. Quiere quedar en papel de víctima para vender más, seguro…!!! »
Y otros coterráneos míos también pensaron lo mismo.
Pero casualmente, de todas las manifestaciones de apoyo y los repudios que circularon en la opinión pública, del gobierno nada.
Del justicialismo nada.
Del concejo deliberante , sólo el bloque de la U.C.R.
Hasta el día de hoy , nunca tuve la certeza absoluta sobre quien fue el autor del atentado, porque la versión de Ukasky con el tiempo fue perdiendo credibilidad y si hubiera aparecido esa cinta de la que me hablaba, otro sería el cantar.
Cuando me detengo a pensar en el hecho , trato de deducir y de entender hasta qué punto pudieron haber sido reveladoras las notas que había publicado en ediciones anteriores en la revista para que desde el sector que haya sido, se hubieran atrevido a semejante barbaridad.
Pero mi versión más fiel no se relaciona con algo que yo haya publicado en la revista, sino que tiene que ver con algunos adelantos que se habían efectuado y que daban a entender futuras notas.
La semana anterior al atentado en la edición Nº 50 del Semanario, el fantasmita había recurrido a su humor muchas veces chabacano para adelantar «algo de lo que hablaré en las próximas semanas»
Y el Jefecito que soy yo, al pedirle «que cuente, que cuente…» le dio pie para los siguientes titulares.
«Jardín nuevo» – «Carne» – «Viviendas para los carenciados» – «Pequeña historia de una coimita» – «Licitaciones privadas». –»Un terreno acá, otro más allá y un camino largo que baja y se pierde…» –»Te quise, te quiero y te querré» –»No, no me digas que no…»- “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas»-
Esos titulares que parecen serlo de canciones o de obras teatrales, eran mensajes superfluos enviados a los funcionarios municipales que tenían que ver y mucho con esos temas…
Estaban referidos a la construcción del nuevo Jardín, a la obra de viviendas que también tenía Ukasky, a la historia de la camioneta alquilada por Ukasky para el Intendente, a las licitaciones que se armaban para las obras que ejecutaba Ukasky, a los terrenos que escondían historias turbias detrás de sus adjudicaciones como el caso de la esquina de Perito Moreno y Alberdi que inicialmente tenía un destinatario y que después, a la fuerza tuvo otro , que hoy está construyendo su casa ….
Y también los titulares rozaban al matadero municipal por esa extraña razón pocas veces publicitada que se refería al extraño déficit de la compra y venta de carne en esa dependencia municipal.
Y por supuesto había una cuestión amorosa en uno de los títulos para que no todo sea corrupción y para que los lectores de nuestra revista al menos fantasearan con las «parejitas» que se formaban en algunas frenéticas oficinas municipales.
En esos títulos y por alguno de ellos, en la semana se fue gestando lo que finalmente pasó esa noche del 05 de Abril y juego todas mis fichas a que fue en los altos de la oficina donde se “cocinaban” las obras, que pudo haber ocurrido tal argucia.
No sé con exactitud quien o quienes fueron, pero creo bastante en la hipótesis de que el autor intelectual o el que dio la idea original no fue un funcionario lashereño sino un aciago personaje oriundo de Caleta Olivia que durante la gestión de Francisco Vázquez cayó también en nuestra ciudad para sacar tajadas y tajadas midiendo tierras y que en su ciudad natal estuvo vinculado en un par de causas por motivos muy similares al que me ocupa.
Al principio y en mi denuncia ante la Jueza de la causa, mencioné la actitud sospechosa de un secuaz del Intendente que noches posteriores al atentado anduvo dando misteriosas vueltas por las inmediaciones de la casa y fue visto por mi esposa “bichando” para el patio donde supuestamente debía estar estacionado el auto.
Todas las noches posteriores al atentado, Mónica se lo pasaba detrás de la cortina tratando de ver algún movimiento sospechoso y seguramente por aquello de que «el asesino siempre vuelve al lugar del crimen».
Esa actitud sospechosa del empleado municipal que se paseó dos o tres veces en la camioneta blanca con cúpula patente UTB 586 no significó prueba de nada pero era lo único que en ese momento tenía y como tal, lo mencioné ante la Jueza lo que originó un llamado a declaración no sólo a Francisco Javier Bilbao (más conocido por su apodo «Pancho») sino también de Atilio Figueroa, el inamovible jefe del matadero municipal que era el encargado de la camioneta en la cual se movilizaba esa noche Bilbao.
De la declaración de ambos, no surgió nada evidente, sólo que Bilbao mencionó en la justicia que a él lo mandaban a todos lados siendo empleado municipal y dijo que en esos días, lo habían mandado al campo del padre del Intendente.
O se deschavó afirmando que el Intendente usaba a los empleados municipales para asuntos particulares o se olvidó el pequeño detalle de aclarar que él lo había hecho como empleado particular del Sr. Vázquez lo cual ahí sí justificaría la acción y no sería objeto de reproche alguno ….
Como es un relato importante que demuestra el accionar de la administración municipal , es oportuno que accedan a la declaración prestada en sede judicial por el empleado Bilbao, un joven que por esa citación y su condición de incondicional del Intendente , fue sindicado en el ambiente popular como uno de los posibles autores del atentado.
Muchos me dijeron: «Ese fue Pancho» y a decir verdad tengo que ser lo suficientemente cauto para no involucrar al joven sin pruebas a la vista y nada más que por las sospechas de la gente.
En el relato Bilbao dice todo lo que hizo en esos días lo cual si es verdad lo absuelve de culpa y cargo, aunque para que cada uno actúe de fiscal , creo que el caso amerita la publicación de una parte de dicha declaración.
Pero siguiendo con el atentado, la justicia no tuvo muchos elementos de prueba como para esclarecer el hecho y fue nuestro personaje Ukasky el que posteriormente me iba a dar su propia versión que desarrollé en parte del capítulo anterior.
Y hoy , cuando han pasado casi tres años de ese contacto con Ukasky, creo que la cinta quizás nunca existió lo cual con el tiempo alivia dichas sospechas a los implicados por la versión del empresario, es decir a Quinti y a Olave.
Los alivia de esa versión pero no del hecho , ya que hasta el día de hoy (Octubre de 1999) no se ha conocido nada realmente revelador.
¿Quiénes fueron y por qué…?
No sé si algún día se sabrá, pero el supuesto amedrentamiento no resultó.
No se cumplieron los objetivos del atentado y por el contrario, si fue alguien del gobierno el autor ideológico y material del hecho, «la batalla» de la cual hablaba Ukasky creo que la salí ganando.
Porque seguí creciendo en mi actividad periodística.
Porque seguí mostrando en el Semanario hechos, relatos y evidencias que desnudaron al gobierno municipal.
Y porque al final de la historia, a partir del 10 de Diciembre de este año, la vida de este gobierno habrá llegado a su fin y yo seguiré mi camino.
Iniciando una nueva etapa y luchando contra los fantasmas que me ponen en el camino en procura de desacreditarme y de querer evidenciar que no soy todo lo independiente y objetivo que pregono.
Para finalizar este capítulo escabroso, quiero recordar las palabras que escribí en el editorial de la edición posterior al atentado y que bajo el título «Ellos creen que me matan, yo creo que se suicidan…» fueron dedicadas a los cobardes autores ideológicos del atentado:
«Ellos creen que me matan, yo creo que se suicidan…»
Comprenderán los amigos lectores que no son muchas las ganas que tengo en estos momentos para elaborar un comentario, para tratar de hacerle llegar a usted un estado de ánimo «disfrazado», para tratar de explicar lo inexplicable. Hoy más que nunca debo reiterar ese firme mensaje que pusimos en la calle desde que iniciamos esta «aventura».
SÍ. HOY HA QUEDADO DEMOSTRADO. Parece ser que en Las Heras no hay lugar, no hay garantías para desarrollar un periodismo libre e independiente. De investigación.
En fin, un periodismo serio y profundo… ¡Si hasta repetirlo lo hace parecer un verso más!!…
El criminal atentado del Viernes 05 de Abril ha sido un mensaje.. ¿De quién?… Todavía no lo sabemos por más que lo intuimos. ¿A usted le quedan dudas?..
En nuestro medio a MUCHOS les duelen nuestras notas, no nuestra opinión solamente.
A muchos también les preocupa que «La Ciudad» salga a la calle y sea leída. En este momento me viene a la memoria una frase: »Los gusanos se arrastran por su condición genética. Los seres humanos –en cambio-, por una falla moral»
En nuestra ciudad está pasando eso. Ese es el gran problema de una parte de nuestra sociedad. Se ha perdido la moral, no se respetan las propias ideas. El «carrito triunfal» es muy codiciado y es más fácil subirse a él a cualquier precio que seguir defendiendo las ideas y pensamientos individuales.
«LA CIUDAD», pese a todo, seguirá tratando de probar que esta democracia fecunda nos permitirá ser un medio independiente.
Yo no les puedo enseñar democracia a las autoridades que manejan los destinos de esta ciudad.
Entonces me gustaría preguntarles: ¿PENSAR DISTINTO ES PECADO …?
Y… ¿EN QUÉ PENSAMOS DISTINTO…, LO PUEDO DECIR …?
Tengo angustia por las futuras generaciones, por nuestro futuro y por el de nuestros hijos. Los hombres del gobierno –en cambio- tienen angustia por las próximas elecciones o porque se les corte ese «oxígeno» que hoy les permite vivir como verdaderos Señores -circunstanciales-, darse todos los gustos, hacer números y números que le pertenecen al pueblo…
Tengo angustia, pero no siento miedo.
Soy un sirviente de la libertad y voy a defender hasta el último DE MIS DIAS ESTE SISTEMA.
No quiero renunciar a vivir sin miedo.
Lo ocurrido la otra noche habla a las claras de que en esta ciudad «popular» , hay personajes siniestros que quieren hacer callar a «La Ciudad».
Utilizaron el peor de los métodos…
Usted amigo lector , que recibe nuestro mensaje semana a semana, sabe cuál es nuestro pensamiento. Me indigna tener que habitar en el mismo suelo que estos criminales, aunque tengo firmes esperanzas de que tarde o temprano, la JUSTICIA llegará a este lugar del mundo.
Mientras tanto, solamente puedo consolarme con una frase que –oportuna, valiosa y veraz-, resume mi pensamiento:
«Ellos creen que me matan, yo creo que-más bien- se suicidan…»
Estas palabras fueron escritas un 14 de Abril de 1996.
Mi premonición tardó en cumplirse exactamente tres años, un mes y nueve días …, porque todo ese tiempo hubo que esperar hasta el histórico 23 de Mayo de 1999, fecha que marcó el comienzo del fin …
ESPACIO DE PUBLICIDAD
“LA CIUDAD” EN EL RECUERDO
EL PROBLEMA DE LOS CABALLOS SUELTOS, SEGUN PASAN LOS AÑOS ….
AYER (1997)
HOY (2025)
Comentarios de Facebook