Finalmente, el FMI dio a conocer los detalles del plan de ajuste que exige a la Argentina, como condición para la línea de “asistencia” (desembolsos parciales) anunciada hace más de un mes. Aunque muchos de estos detalles eran conocidos, la precisión anticipa un cimbronazo contra trabajadores y jubilados:

-El Fondo exige el recorte de los empleados públicos “no prioritarios”, un término suficientemente vago como para meter en la bolsa a miles de trabajadores estatales. Si se tiene en cuenta a la elevada precarización del empleo público –una “herencia recibida” del kirchnerismo-, el macrismo podrá servirse del mero vencimiento de contratos para dejar sin trabajo a muchos de los que hoy revistan en el Estado.

-Para estos mismos estatales, el FMI receta un aumento nominal máximo del 8% en sus salarios. Por caso, y si el gobierno lograra la “hazaña” de bajar la inflación del 2019 al 17 o 20%, ello implicaría una caída de los salarios del Estado de unos 10 puntos, a lo que se suma un 10 o 15% de pérdida del poder adquisitivo del año en curso. De ese modo, maestros, empleados y trabajadores de la salud pública habrían perdido la cuarta parte de su salario en dos años.

-La “letra chica” ratifica la decisión de rematar el Fondo de Garantía del Anses, para el pago de deudas por juicios jubilatorios. Pero con ese fin, el gobierno impulsó un megablanqueo, revelando que esos fondos se están utilizando con otros fines. El remate del Fondo de Garantía, ni qué decirlo, prepara las condiciones para una nueva reforma previsional, que eleve la edad jubilatoria y abra paso a una reprivatización del sistema.

-El texto del Fondo prevé la venta de tierras públicas para cubrir las necesidades de financiamiento. Ratifica, por lo tanto, una orientación que también viene cabalgando desde el gobierno anterior: el remate del suelo a favor de grupos privados, que se lleva adelante sin siquiera pasar por el Congreso desde la creación de la Agencia de Bienes del Estado, bajo la administración de CFK.

Fracaso en puerta

Aunque todos los componentes del “plan de guerra” eran relativamente conocidos, el texto del FMI aporta una novedad. Varios observadores alertaron sobre la demora incurrida por el Fondo en dar a conocer este texto, si se tiene en cuenta que ya ha pasado más de un mes desde el anuncio de su acuerdo con el gobierno. Según se informa, varios directores y técnicos pusieron en tela de juicio la ´sustentabilidad´ del plan de ajuste, al observar que ni el socorro anunciado por el FMI había logrado frenar la corrida cambiaria y la caída de todos los activos argentinos, desde las acciones hasta los títulos públicos.

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Esa desconfianza en el rumbo oficial ha quedado estampada en esta letra chica, y su pronóstico sobre el curso general del supuesto rescate de Argentina. El documento señala que “persisten riesgos considerables para la sustentabilidad de la deuda” a causa de “la gran participación de la deuda en moneda extranjera (lo que hace que la dinámica de la deuda de Argentina sea susceptible a un debilitamiento sostenido del tipo de cambio real) y las grandes necesidades de financiamiento externo que, según la experiencia internacional, ha demostrado ser un fuerte predictor de una crisis de deuda”. El FMI se sirve de la crisis argentina para promover una brutal exacción contra trabajadores y jubilados…pero sin la menor expectativa de que semejante masacre social exima a la Argentina de una cesación de pagos. Más bien, abre el paraguas en relación a un defol, y llama a cuidar…al propio FMI, cuya “liquidez podría quedar comprometida” por el elevado monto del programa de “socorro” a la Argentina. Con este argumento, el Fondo endurecerá las condiciones para los próximos desembolsos prometidos al país.

Los choques que se vienen

Más allá de los ataques a los trabajadores, el memorándum abre un frente de crisis al interior de la coalición de gobierno, cuando plantea frenar la baja de las retenciones al agro e incluso ponerle freno a cualquier reducción de aportes patronales, en nombre del ajuste fiscal. De este modo, la frazada chica de la bancarrota nacional “destapa” a los sojeros y a la gran burguesía, en aras de asegurar el pago de la deuda. O sea que, además de augurar choques de fondo con los explotados, el plan fondomonetarista será un factor de desintegración de la base social del gobierno.

Finalmente, la “letra chica” manifiesta su “ preocupación” por la “habilidad del gobierno para (que) las medidas que requieren sean aprobadas por el Congreso”. El FMI advierte también sobre el defol político del gobierno. Y exige un acuerdo –al menos- parlamentario en torno del ajuste, que es lo que se ha empezado a tejer en las negociaciones con gobernadores respecto del presupuesto 2019. En esa misma sintonía, el triunvirato de la CGT –ligado al pejotismo que teje esta colaboración ajustadora- se ha autoprorrogado su mandato para la colaboración indefinida con el gobierno.

Es necesario que los trabajadores y sus organizaciones se pongan de pie para frenar esta escalada sin futuro sobre el país y sus trabajadores. Congreso de bases de las centrales obreras, plan de lucha hasta derrotar el plan de guerra de Macri y el FMI.

MARCELO RAMAL (PARTIDO OBRERO)   

 

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